El Mohán a veces aparece como un hombre con barba y cabellera abundantes, ojos rojizos de intenso brillo como brasas encendidas, boca grande, dientes de oro, tez quemada de indio viejo y en general un aspecto muy demoníaco. Aparece bastante juguetón, enamorado, muy obsequioso y serenatero. Se dice que es curandero y yerbatero y, que es el creador del torbellino, el bambuco, el pasillo, la múcura, y se le oye tocar el tiple, el requinto y las maracas, al estilo antiguo.
Le gustan las mujeres bellas y jóvenes, principalmente las muchachas casaderas, a quienes persigue para llevarlas a los ríos. Alrededor de los charcos y en los peñascos donde vive, custodia sus tesoros en oro, piedras preciosas, alhajas, brazaletes, narigueras y numerosas joyas. Algunos dicen que tiene un palacio subterráneo con muchos tesoros, oro y piedras preciosas